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Friday, May 4, 2012

YO, MI NOVIA Y SU MARIDO


Siempre había sido un tipo muy flexible, en todos los sentidos. Todo me venía bien y tampoco podía quejarme de mi nota de gimnasia en mi etapa escolar. Por eso cuando Lorena me dijo, a los dos meses de empezar a salir con ella que estaba casada, me conformé.  Ella se excusó, manifestando que no estaba enamorada de él, que con el momento de crisis que atravesábamos, nadie podía permitirse un divorcio. Me dijo por activa y por pasiva que de quién estaba enamorada era de mí. Qué hacían vidas separadas, que su marido la mayoría de las noches ni siquiera las pasaba en casa. Y yo, di por buenos todos sus argumentos.
A continuación os explicaré él porque  utilizó la forma verbal “había sido” en la primera frase de mi relato, en vez de utilizar un presente. Pues bien. Todo empezó con una de esas veladas románticas que tienen todas las parejas. Cena a la luz de las velas, poca comida para que el postre no se indigeste y mucho amor por doquier. Cuando la escena pasó a ser un poco subidita de tono, Lorena me dijo que mejor entráramos en su habitación, que el comedor no era lugar. Ya enfrascados en mitad de la tarea oí que alguien abría la puerta de la entrada. Entonces Lorena, que por supuesto, también lo había oído, me pegó un empujón con tanto ímpetu que me tiró al suelo.
   -Rápido, es mi marido- Susurraba con cara de histérica.
   -Y ¿qué?- Le pregunté yo ingenuo- Si estáis separados, ¿no?
   -No exactamente, luego te lo explico, metete ahí.
   -¿Cómo que no exactamente? Pero ahí no quepo, es un baúl muy pequeño, Lorena.
   -Que si, dóblate y verás que sí.
Pues no, no cabía. Cuando mi cuerpo estaba todo lo doblado que podía estar, entró el marido de Lorena. Por la escena de celos que montó y las ganas de matarme que demostraba, era evidente que no estaban separados.
De allí salí vivo por los pelos y con una contractura muscular que me recordó que ya no era un chaval, que ya no estaba para según qué ejercicios elásticos. Más tarde me enteré de que el marido de Lorena pasaba largas temporadas de viaje y que ella aprovechaba para alternar con otros hombres. A mí me tocó la noche que su marido decidió volver antes para darle una sorpresa. La sorpresa fue la que yo me llevé.
Por eso, me he dado cuenta de que ya no soy tan flexible. Ya no me viene bien todo y desde esa noche ya creo que pudiera volver a sacar tan buena nota en mi clase de gimnasia.

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